9 de diciembre de 2011

Ya está aquíiiii.

[SPOILER: Papá Noel y los Reyes Magos son los padres.]

¡Está a la vuelta de la esquina! Podemos ver cómo asoma la pateja para que sepamos que está ahí.
Chicos, la Navidad ha llegado. Me ha costado enterarme, lo de las luces por la calle y los Papás Noeles colgados de los balcones me ha despistado un poco (y lo último asustado también. Sales a la terraza y te encuentras unas piernas colgando y el susto no es muy agradable). No me he dado cuenta hasta que vi a Papá Noel en un centro comercial. Inmediatamente fui a sentarme a sus piernas, el problema es que no era Papá Noel. Ni iba de rojo. Perdone, señora. Pero tranquilos, ya me he mirado lo de la vista.
Necesitaba un árbol nuevo, no muy grande (porque sino hay quejas familiares) así que compramos uno chiquitín y blanco, muy bonico, además, adornos nuevos, entre ellos bolas. NUNCA HABÍA TENIDO BOLAS (navideñamente hablando) y ahora puedo verme reflejado en algunas de ellas. Es muy bonito verte los defectos físicos en una bola verde. Es como si le sacaras defectos a Hulk.

Este domingo decoré la casa. Cuando llegó mi madre y vio cómo la dejé puso una cara un poco rara, pero sé que le ha gustado, lo noto en su mirada.
Puse espumillón hasta en la lámpara. Pa cagarse en la perra, pero bueno, ¡es Navidad! y no pasa nada.

Otra cosa que me fascina de la Navidad es el cómo se toma la gente estas fiestas tan bonitas. Es obvio que no para todos tiene que ser así, pero hay muchas personas que no saben ver más allá de los regalos. Y me desespera que sólo piensen en despertarse el 25 y ver regalos debajo del árbol. Yo en cambio pienso en lo bonito de estar toda la familia junta, las cenas familiares, el hacer buenas acciones... y qué coño, los regalos. Todos pa mí. Cuando voy a casa de mis abuelos con mis tíos y primos y veo la cama llena de regalos me vuelvo to loco buscando los míos, ahora como hay bebés en la familia pues hay que hacerles muchos, pero a mí no, como soy el mayor de los primos me tengo que conformar y tener menos. Oye, que yo lo entiendo, que a un bebé le va a hacer muchísima ilusión recibir desde una camiseta a un tanque con soldados incluidos, le va a gustar lo mismo.

Este año me he vuelto muy pastelero, me gusta hacer postres o desayunos dulces y estas Navidades voy a hacer galletas para toda la familia. Vamos a ir al hospital todos a la vez, así ahorramos. Pero, ¿y lo bonito que queda llegar a casa y llevar un tupper de galletas hechas por ti?

Lo que no me gusta de la Navidad es el 31. No llega a ser odio pero sí llega a ser una mierda como una casa de grande. Para mí el último día del año es como dejar atrás parte de tu vida. Que sí, que sonará muy melancólico y esas cosas, pero para mí el 31 es en plan "Ay, la última vez que voy a tocar esta mesa en este año..." y no me gusta nada. Y menos empezar otro año. Es como empezar lo mismo una y otra vez, me da mucha pereza. A saber qué pasa en ese año. Me da mucho miedo. Y más empezarlo solo.

De la Navidad lo bonito es que no tienes que aguantar a los imbéciles de clase y puedes pasarlo bien. O no.

Un día de estos os tengo que contar cómo vi a Baltasar dejando un regalo en mi casa de madrugada... Y SIN TOMAR ESTUPEFACIENTES EH.

Supongo que haré última entrada del año... ¿veis? ya empiezo...

Un beso grandote a todos. <3

No hay comentarios:

Publicar un comentario

E-mails // mefaltooxigenoalnacer@hotmail.com